Haikú de los Poetas

Sólo el poeta
sabe hacer los milagros
como dios manda.

lunes, 26 de enero de 2009

La chica de los ojos de oro


Como sabréis, en la Salamanca del siglo XIX recorrían las calles los ojos más bellos que en el mundo han existido. Tal era la magnitud de su belleza que los pocos poetas que había en la ciudad que conocían esos ojos afirmaban, en verdad, que eran los ojos de la misma Afrodita. Los Románticos de la época llamaban a la muchacha “la Chica de los Ojos de Oro”. Cuando la hermosura de la Chica de los Ojos de Oro empezó a ser popular entre los vates de la ciudad tenía tan solo dieciséis años y el primer poeta que la miró quedó atónitamente hipnotizado. Tenía un cabello rubio y suave que resbalaba desde su cabeza hasta media espalda, unos labios rosados que en vez de besar cortaban y un cuerpo tan perfectamente moldeado que parecía haber sido extraído de la antiquísima y mágica mitología griega, pero lo más impresionante eran sus ojos, unos ojos grandes que disparaban una mirada tan sincera, tan bondadosa, tan tranquilizadora que los mismos ángeles la envidiaban. Unos ojos que a quienes mirasen se convertirían en sus esclavos de por vida.


Cuenta la leyenda que, cuando el tiempo ya había cubierto de arrugas su faz y su cabello dorado lo había tornado de nieve, aquellos ojos siguieron siendo bellos y hechizantes y cuando la Chica de los Ojos de Oro tumbada en su lecho se hallaba próxima a espirar, la Muerte cruzó su mirada con la suya. En ese instante, la Dama Oscura cayó de rodillas esclavizada por aquella mirada, una mirada a la que jamás podría arrebatar tan vil y despreciablemente su vida. Al quedar eternamente enamorada de aquellos ojos, la Dama Oscura no los dejó morir haciendo que pasaran hereditariamente al morir su antigua portadora a una nueva Chica de los Ojos de Oro.


Aún hoy, los poetas que quedamos buscamos desesperadamente a la Chica de los Ojos de Oro, buscamos esos ojos que fueron capaces con sólo una mirada de conquistar a la mismísima Muerte.

No hay comentarios: