Haikú de los Poetas

Sólo el poeta
sabe hacer los milagros
como dios manda.

martes, 19 de octubre de 2010

Reflejos


-Buenos días -dijo el pez de color rojo al que parecía ser una copia suya al otro lado del vidrio-. Nunca te había visto por aquí.
Esperó unos instantes a que respondiera pero no respondió. siguió mirándole con los mismos ojos que él le miraba.
Cada día, desde que había llegado a aquella pecera esférica se daba largos paseos por su interior a ver si encontraba a alguien. Siempre encontraba al mismo pececillo al otro lado del cristal que nunca le respondía, pero no lo recordaba.
-Buenos días -insistió-. Me gustaría saber cómo podría salir de aquí.
El pez rojo del otro lado del cristal continuó callado mirándole fijamente. Al no tener respuesta, decidió que aquel pez del otro lado del cristal no debía oirle asi que se acercó más al cristal. Su compañero del otro lado también se le acercó. Parecía que se iban a besar. Su boca tocó contra las paredes de vidrio. Junto a la boca de su amigo. Entonces se dio cuenta. Su amigo no era más que su reflejo. Por eso nunca contestaba. Se alejó deprimido del cristal.
De repente, lo vio. Al otro lado de la pecera había otro pez rojo. ¡¡¡Parecía su hermano!!! Y era fascinante, ¡no lo podía creer! Había salido fuera de la pecera y estaba nadando libre por toda la sala. Se acercó y éste también debió verle porque también se le acercó. No lo podía creer. ¡Parecían dos gotas de agua! Se armó de valor y comenzó a hablarle:
-Buenos días. Nunca te había visto por aquí...