Haikú de los Poetas

Sólo el poeta
sabe hacer los milagros
como dios manda.

domingo, 22 de febrero de 2009

La joven bruja


Ésta es la historia de una bruja joven

de ojos marrones y mejillas rosas

que luce una sonrisa que me hechiza,

una mirada embaucadora y tenue.

Vive en un bosque de edificios altos

y se desplaza en metro, larga escoba.

Duerme en la noche sobre cama cómoda.

Ella estudia la mente de la gente.

Es bruja poderosa, sólo mira

y destruye agonías y tristezas.

Sólo sonríe y siembra la alegría.

Ésta es la historia de una bruja joven

que duerme siesta en cama de madera,

que cada día sobre nubes blancas

en la arena se tumba frente al sol

a contemplar con avidez la luna.

Camina por senderos con aceras

por donde pasan muchos grandes ciervos.

Ella, que cada noche me ilumina.

Es bruja poderosa, sólo mira

y destruye agonías y tristezas.

Sólo sonríe y siembra la alegría.

Ésta es la historia de una bruja joven

que cada noche mira las estrellas,

que cada amanecer vuela con ellas.

Ella, la bruja que me hechiza siempre

con su fuerte mirada penetrante

que se hunde en mi cabeza como bala

que perfora la piel de la diana.

Ésta es la historia de mi joven bruja.

Es bruja poderosa, sólo mira

y destruye agonías y tristezas.

Sólo sonríe y siembra la alegría.

viernes, 20 de febrero de 2009

Soneto a un viaje


Bajo la luna llena, bajo el cielo,

bajo la luz de estrellas plateadas.

Junto al oasis, junto al bosque de hadas,

junto a la chica bella con el velo.

junto a ti con tu negro y suave pelo,

hay un arroyo y piedras plateadas

que corre por caminos de baladas

a Alcobendas, ciudad de caramelo.

En el metro, gusano subterráneo,

nos movemos despacio al interior.

Me acuerdo de ese gesto, el espontáneo,

cuando gritaste fuerte y sin pudor

que tú y yo, sobre el mar Mediterráneo,

navegaremos juntos con valor.

domingo, 15 de febrero de 2009

Un coche viejo y desgastado


Subo en un coche viejo y desgastado.

Pisa el pedal a fondo, el coche tiembla.

No se mueve, los largos años pesan.

Se empieza a cimbrear como un navío

sobre las olas de un gran mar azul.

Tardamos en llegar, olemos mal,
a gasolina y a tabaco rancio.

Y la palabra “club” iluminada

enciende mis deseos de volar,

arder y ser tragado por la tierra.

Ellos entran y llevan sus condones.

Y yo de allí me esfumo a buscarte.

Vuelo sobre alquitrán, sobre ciudades,

sobre calles y coches, sobre barcos

sobre ese gran camión, sobre los árboles

y, finalmente, sobre Salamanca,

Barcelona, Alcobendas y Madrid.

Llego cansado y tú, tranquila, dices:

“Vayamos juntos a Galicia. ¡Vamos!”

Sobre las rías bajas paseamos los dos,

y con intensidad las piedras botan

sobre el agua salada y se pierden

allá a lo lejos, en el mar azul.

Te miro. Me sonríes. Te sonrío.

sábado, 14 de febrero de 2009

Cuaderno de Bitácora


(El viaje por dentro de nosotros mismos es otro viaje, que aquí, por supuesto, no se narra, aunque puede entreverse)



Día 1:

Me había costado conciliar el sueño. La perspectiva de tres días fuera de casa, uno de ellos en la ciudad sin ley a la que llaman Madrid, me aterraba y a la vez me emocionaba. Me aventuré en el frío matinal de lo que debería haber sido un soleado día de septiembre para poder subir al autobús con destino a la Ciudad de la Luz, Salamanca, cuna de grandes poetas y escritores, con la intención de reunirme con mi leal y fiel compañero y amigo.

Aquella tarde fui embaucado por las palabras de decepción de un viejo mentor que nos daba los resultados de unas pruebas corregidas por objetivos inquisidores que había aceptado con resentimiento y con un frío y fugaz hasta luego desapareció.
Fueron las amistades y locuras de mi anfitrión las que, de nuevo, dotaron de luz y de color a aquella tarde.
Nos sumergimos en un viaje por las calles de la ciudad condal de Barcelona y respiramos el aire puro típico del Cantábrico que me hizo recordar el sabor burbujeantes de la sidra asturiana gracias a la magia de Woody Allen en su nueva y espectacular película “Vicky Cristina Barcelona”.
En el esquinazo de un tugurio pequeño y andrajoso degustamos ansiosamente nuestra cena. Un paseo nocturno por los jardines de Calixto y Melibea me hizo olvidar el delicioso y pintoresco sabor del kebap iraní.
……………………………………………………………………………………

Día 2
5:30:

El sonido atronador del despertador me arrancó del mundo donde somos capaces de bailar con las estrellas. Desayuno pantagruélico, los nervios azuzadores me retuercen el estómago como si escurrieran un paño mojado. El frío de la noche boxea contra mí en el camino hasta la estación donde nos espera un Autorex, largo autobús de categoría imperial, sus vastos asientos tapizados en el lujoso cuero nos trasmiten somnolencia y durante dos horas y media nos acurrucarán.

…………………………………………………………………………………….

El viaje en metro, gusano urbano que se mueve por las profundidades del mundo, transcurre tranquilo. Grupos variopintos de gente sin nombre entra y sale tan deprisa, tan ensimismados en sus pensamientos de las entrañas del gusano de hierro, que no se percatan de ese salmantino que observa todo con curiosidad.

Durante largos minutos y una incansable hora esperamos a que pudiéramos penetrar en el recinto del parque. Tuve tiempo para absorber una bocanada del aire madrileño (…………………………………………………). En un alarde de un valor temerario, nos burlábamos de la muerte sometiendo a nuestros frágiles cuerpos a velocidades y alturas sólo alcanzables en los sueños agarrados a máquinas supuestamente seguras.
En un restaurante donde la comida basura era el plato estrella, disfrutamos del efímero sabor de bocadillos calientes curiosamente envasados. Tras la paupérrima comida volvemos a volar en atracciones, que trabajan sin descanso. El cine tetradimensional me transmite una nueva sensación: la decepción.
Nos encontrábamos abatidos por las largas horas caminando y decidimos sentarnos en el fresco y verde césped.
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

En el viaje de vuelta, el sueño se cierne sobre Walter, el sol se esconde en el horizonte, de repente el cielo empieza a arder para dar paso al cielo nocturno. Siempre digo que un viaje no es sólo un recorrido geográfico, sino también un viaje por el interior de nosotros mismos. Cierro los ojos para permanecer atemporal y desorientado y me sumerjo en mis pensamientos. No pienso en las atracciones, ni en lo que haré al día siguiente.
...................................................................................
Un bache me sacó de mi interior. Abrí los ojos y pude ver en el horizonte las iluminadas torres de las catedrales salmantinas que se yerguen hacia lo alto, señalando al cielo como si Salamanca las empuñara como espadas para defenderse de la oscuridad de la noche.
Narramos el ajetreado día a mi anfitriona antes de caer exhausto sobre la cama después de una copiosa cena.


Día 3.
9.25

De nuevo la abundancia y la cantidad del desayuno abren la puerta de un nuevo día. La mañana la dedico a hacer una visita a mis tías a dar un paseo por la urbanización aldeatejereña. Por la tarde caminamos sin rumbo, a la deriva, por las calles salmantinas acompañados por Vicky, y sentados con el célebre escritor Torrente Ballester saboreamos el helado tradicional propio del café Novelti. Con unas pizzas saciamos nuestro apetito y nos preparamos para el regreso a pie hasta Aldeatejada. Aquella noche me dormí pensando en que todo había acabado: al día siguiente emprendería la vuelta a casa.



SEPTIEMBRE 2008

14 de febrero


En el albor del día del amor,

sobre la cama empiezo a meditar.

San Valentín, catorce de febrero,

el día del amor enamorado.

Inexistente día para mí

pues yo sirvo al amor, te sirvo a ti

cada día en el día y en la noche.

Catorce de febrero, un día más.

Son trescientos sesenta y cinco días

en los que vivo enamorado y ciego

mientras sirvo al amor, mientras te quiero.




viernes, 13 de febrero de 2009

El autobús


Rueda sobre el asfalto duro y negro,
largo e imponente monstruo acristalado
que se esfuma en los humos y nieblillas
de la serpiente negra larga y plana.
Toro metálico sin duras astas.
Mariposa sin alas voladora.
Cueva de los viajeros del crepúsculo
que por la tarde se desplazan juntos.
Hogar del que se funde con el viento
detrás de la ventana transparente.
El corazón envasado en metal.
Rueda sobre el asfalto duro y negro,
largo e imponente monstruo acristalado:
el autobús

viernes, 6 de febrero de 2009

La mujer de la esquina


Camina por la calle, triste y sola
viendo cómo se escapa de sus manos
la corta vida gris que no ha vivido.
Que cada noche vende el cuerpo sucio
a cambio de unos euros y tabaco.
Que cada noche cuando deja el cuerpo
es un juguete roto por el uso.
Ella, mujer de todos y de nadie.
Ella, camello del placer sediento.
Ella, del sexo bella traficante.
Ella, la loba de la noche fría
esperando a su víctima en la calle
sin importarle edad, ni raza, ni hora.
Que cada noche vende el cuerpo sucio
a cambio de unos euros y tabaco.
Que cada noche cuando deja el cuerpo
es un juguete roto por el uso.
Ella, que sus orgasmos son las lágrimas
que vierte mientras finge gran placer.
Ella, mujer sumisa inagotable.
Ella, mujer de cara maquillada.
Ella, mujer de ropa corta y sexy
que desafía al frío cada noche
para dejar que sobrios o borrachos
utilicen su cuerpo de juguete.
Ella, que duerme siempre y cada noche
en la cama de un hombre diferente.
Ella, mujer que por dinero besa,
que en la tristeza vive muerta y sola,
se entrega cada noche sin querer.
Que cada noche vende el cuerpo sucio
a cambio de unos euros y tabaco.
Que cada noche cuando deja el cuerpo
es un juguete roto por el uso.
Que cada noche, llora mientras gime.