
Bajo la luna llena, bajo el cielo,
bajo la luz de estrellas plateadas.
Junto al oasis, junto al bosque de hadas,
junto a la chica bella con el velo.
junto a ti con tu negro y suave pelo,
hay un arroyo y piedras plateadas
que corre por caminos de baladas
a Alcobendas, ciudad de caramelo.
En el metro, gusano subterráneo,
nos movemos despacio al interior.
Me acuerdo de ese gesto, el espontáneo,
cuando gritaste fuerte y sin pudor
que tú y yo, sobre el mar Mediterráneo,
navegaremos juntos con valor.
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