Cuando en la tarde el sol cayó soñé.
Soñé con los lugares más recónditos,
con la playa de arena más dorada,
con cristalinas aguas de los ríos
que serpentean en los verdes valles,
con un libro con páginas en blanco,
con un ordenador, con una pluma.
Ana, Internet te pide a voces cálidas
palabras de alegría y compañía.
Una serpiente azul reptó en mi cama,
y con cuidado, lentamente, al viento
me ató con suavidad con sus escamas.